jueves, 29 de julio de 2010

Mi niña

Con sólo una sonrisa mi vida se iluminaba. ¡Era tan pequeña! Con la tez pálida y unos ojos grandes color café. Recuerdo cada una de las curvas que enmarcaban su rechoncho cuerpecito. Suave, y con un aroma tan agradable... Nenuco. Le encantaba el agua. Chapoteaba en su bañera con una felicidad que hacía borrar de tu mente todo lo malo del mundo. Sólo existía ella y su aura de despreocupación que resultaba altamente contagiosa.
Su mano apretaba fuertemente mi dedo índice cuando la metía en su cuna. No quería que me fuera de su lado y, francamente, yo tampoco tenía demasiada voluntad para irme lejos de ella. Era la criatura más hermosa y adictiva que he conocido en mi vida.


Mírala ahora. En su cuarto. Para verla tengo que acercarme sigilosamente mientras escucha enfundada en sus cascos esa música atormentada de voces en grito y guitarras a pleno rendimiento. Ya no queda ni una de esas curvitas, es una palo en pleno crecimiento. También quedan atrás aquellos días en los que no quería que me fuera de su lado, ahora es feliz en la infinita soledad de su habitación. Sin embargo miro sus ojos, esos ojos grandes que siguen transmitiendo tanta vida... y veo en ellos a mi niña. No importa qué edad tenga, dentro de esa rebelde adolescente está mi pequeña, que sigue necesitándome a su lado aunque todavía no se dé cuenta ni sepa bien cuánto.

Me acerco lentamente y la abrazo con todas mis fuerzas.
- Ais mamá, déjame. ¿Ahora qué te pasa?
- Nada hija, que te quiero demasiado.

martes, 20 de julio de 2010

Tristeza en estado puro

Clavo mi mirada en esos inescrutables ojos y veo algo distinto en ellos. El intenso color verde azulado que solía destacar a primera vista ha cambiado y se ha convertido en un verde grisáceo vacío de colorido y vida.
Pero no sólo su color es distinto, también la expresión que tienen ha cambiado. Los recordaba grandes, vivarachos, con ganas de contagiar alegría con sólo mirarte una vez. Pero esa mirada que sonreía aún sin boca ni dientes, se ha vuelto la más oscura y apagada que he visto nunca.
Sin color, sin alegría, sin expresividad, como si algo desconocido los hubiera cambiado desde dentro. Una mirada perdida, sin rumbo, llena de dolor y pena ocultos de los que no se puede deshacer.
Llena de impotencia y consciente de una realidad que cada vez resulta más difícil de esconder, decido quitar la mirada del espejo y volver a encerrarme en las páginas de un libro, en el cual la vida es más apetecible que mi auténtica realidad.

domingo, 4 de julio de 2010

Nieve

Las gotas golpean el cristal. Siento la calidez de mi habitación con el radiador a máxima potencia. Qué suerte la mía, pienso. Un gato negro corre al otro lado de la calle para refugiarse debajo de un coche. La noche es cerrada y mis párpados pesan más de la cuenta...

Amanece con un tímido sol apoyado entre nubes y el parque de mi calle completamente nevado. Corro hasta la habitación contigua.
- Vamos José, ¡despierta! Tienes que venir a ver esto.
Es la primera vez que veo la nieve. Me parece tan preciosa que muero de ganas por tocarla con mis propias manos.
- Jolín José ¡levántate ya! Mira, ¡hay nieve en el parque!
- Lucía, vuelve a la cama. Todavía es temprano...
- No. yo quiero bajar a jugar. Claro como tú ya la has visto... eso no vale, no es justo, porque como eres mayor y tú puedes hacer lo que...
- A ver Lucía - Me corta - si bajamos un rato ¿prometes no darme la lata el resto del día?
- ¡Lo prometo, lo prometo! - Grito emocionada-
Me pongo mi ropa de abrigo; gorro, orejeras y guantes incluidos. Bajo las escaleras corriendo seguida por mi hermano.
Zambullo mis brazos en el montón de nieve para hacer mi primera bola, mientras noto como el frío traspasa mis guantes y moja mis manos.
Miro a mi hermano y le digo con voz apagada:
- Pero si moja...
- Pues claro tonta, ¿qué creías que era la nieve?
- Agua congelada, lo sé, pero pensaba que...
- Cabeza hueca.
Ante tal contestación miro el montoncito de nieve que sujetan mis pequeñas manos y, con toda la fuerza que puedo conseguir, lo lanzo directamente contra mi hermano. Paf.
- Te vas a enterar lista...
Así empieza la gran batalla, corriendo uno tras el otro, lanzando nuestras balas blancas. Nieve y risas.

Suena el despertador. Sentada sobre la cama me calzo las zapatillas. Me acerco al cristal de mi ventana; sigue lloviendo y tengo que ir a trabajar. Me miro en el espejo del baño y veo en el reflejo mi cara con una tonta sonrisa que irradia felicidad. Qué bonito soñar con los recuerdos de la infancia.

sábado, 3 de julio de 2010

B & S

Just because I love you...

viernes, 2 de julio de 2010

En voz alta

Oigo mi nombre en un grito, un chirrido de ruedas y un fuerte golpe. Mi cuerpo queda tendido, inerte sobre el asfalto, mientras la gente se agolpa a mi alrededor. A lo lejos, el sonido de una sirena acercándose al lugar. Pero no lo entienden, yo no estoy ahí, ya es demasiado tarde.
Oigo un pitido intermitente y veo mi cuerpo tumbado en una cama.
Sé que no debería seguir aquí, que no tendría que estar viéndolos a ellos mientras sufren por mi, cuando yo lo único que no siento es precisamente eso, sufrimiento o dolor alguno.
Hoy me he dado cuenta de tantas cosas que me han quedado por hacer, tantas cosas que nunca tuve el valor de decir en voz alta...
Puedo verlos a todos en la habitación. Veo a mis padres sentados a mi lado rotos por dentro. Mi madre con los ojos inundados en lágrimas que parecen imposibles de controlar. Mi padre con el brazo sobre sus hombros en un gesto de confort que realmente no puede dar. Para que negarlo, siempre fui su ojito derecho. Javi, con la cara desencajada y pensando seguramente en la pelea de ayer; creo que ese viejo CD que le cogí prestado y que tantas broncas estúpidas ha costado dejará de ser su favorito y se cubrirá de polvo en la estantería. Si pudiera habérmelo traído aquí... ¿Qué queréis? Es realmente bueno.
Mi Cristina, tú fuiste testigo de todo. Nunca olvidaré tu rostro, el cálido sonido de tu voz y el tacto suave de tu mano. Ojalá no la hubiera soltado en aquel momento para cruzar, sólo quería arrancar una flor del parque para ti cuando todo pasó.
Detrás de ellos estaban mis amigos: No faltaba ninguno. Era tan raro verlos con ese semblante tan serio que parecía hasta imposible de creer. Ismael apunto de llorar, siempre tan sensiblón; Sé fuerte, ¿vale? En mi cabeza retumbarán por siempre vuestras risas, os quiero chavales.
Deciros a todos que os quiero y que os echaré de menos. He sido muy feliz y os lo debo a cada uno de vosotros. Gracias por regalarme vuestro tiempo y por ofrecerme lo mejor que teníais, a vosotros mismos. No quiero que estéis tristes. He vivido intensamente y jamás me ha faltado nada. Os tenía a todos vosotros y eso me ha bastado.
Sólo quisiera poder levantarme ahora, abrazaros a cada uno de vosotros por última vez y decir esto en voz bien alta...

En ocasiones los deseos se cumplen, tuve suerte. Creo que el teneros ahí y las ganas de rodearos con mis brazos fue lo que me hizo volver a ese cuerpo, cambiar ese pitido intermitente por mi propio ritmo y abrir de golpe los ojos. Lo primero que salió por mi boca fue un débil "Gracias".
En ese mismo momento decidí gastar mis fuerzas en lo que más deseaba en el mundo, decirle a mi gente que la quería más que a nada y el privilegio que significaba poder considerarlos parte de mi.
Dicen que los milagros no existen. Disculpad si yo creo en ellos.